Este texto está basado en el comité de seguridad CEA/OSAC del mes de septiembre, el cual tuvo lugar el 21 de ese mes.
Mensajes principales
El conversatorio abordó el escenario actual de seguridad en Venezuela, en especial las perspectivas que podría tener para el sector privado estadounidense, una vez se reaperture la frontera con ese país; las condiciones de la frontera colombo-venezolana; y las oportunidades y desafíos para la inversión privada y el comercio en Venezuela.
El presente de la seguridad en Venezuela
La recomendación actual del Departamento de Estado a los ciudadanos estadounidense es la de no viajar a Venezuela por diferentes riesgos: alta criminalidad, terrorismo, problemas de salubridad, inestabilidad social, etc. Caracas en particular, es una de las ciudades más peligrosas del mundo. Venezuela ha pasado de ser un país tránsito para el tráfico de drogas a ser un país productor, fallando en implementar mecanismos para cumplir con sus compromisos de lucha contra el narcotráfico. Las fuerzas de seguridad, en especial las Fuerzas Armadas del país, están involucradas en esta economía ilegal. En este espacio, adicionalmente, conviven múltiples actores criminales, desde pandillas hasta grupos criminales no-estatales, algunas con control territorial, en varias actividades criminales como la extorsión y el secuestro. En este momento la organización predominante es el Tren de Aragua.
El régimen venezolano, por su parte, tiene hoy más de 250 prisioneros políticos. Según los reportes de derechos humanos, las condiciones de estas personas son inhumanas. Además, el Estado no respeta la libertad de expresión de sus ciudadanos. Uno de los motivos por los cuales se solicita no viajar a los ciudadanos estadounidenses, en especial sin visa, es el riesgo que corren frente al trato que pueden recibir del régimen. Este gobierno además acosa a los defensores de derechos humanos, hay pocos medios independientes de comunicación, así como no hay separación de la rama judicial del ejecutivo. La corrupción permea los distintos niveles del gobierno.
Más allá de la seguridad física, Venezuela enfrenta varios desafíos, tales como, alta pobreza e inflación, un sistema bancario desmontado por las decisiones del gobierno, servicios públicos deficientes, salarios bajos y una pobre atención médica (reportes poco confiables y donde la falta de vacunas y medicamentos han conducido a la aparición de enfermedades prevenibles). Esta situación ha convertido a Venezuela en el tercer país con el mayor fenómeno migratorio del mundo, entre 5.9 a 6 millones de emigrantes desde el 2015, lo que se traduce en un alta “fuga de cerebros”. Sin embargo, las personas corren un alto riesgo al migrar de manera irregular (violencia sexual, desnutrición, problemas de salud, exposición a la intemperie) y muchos mueren en el trayecto.
La seguridad en la frontera colombo-venezolana
La frontera entre Colombia y Venezuela cubre cerca de 1.400km, con ocho pasos fronterizos regulares, ubicados en particular en Cúcuta, Paraguachón en La Guajira e Inírida en Guainía. Los gobiernos de los dos países han, sin embargo, cerrado estos cruces de manera intermitente desde 2014. A pesar de ello, la frontera es porosa y existen múltiples formas irregulares de cruzar entre los dos países. Mientras que las drogas cruzan de los cultivos y laboratorios de Colombia a los puertos de Venezuela, ciudadanos venezolanos se desplazan en el otro sentido, ya sea para quedarse en Colombia, como para seguir a Chile o Estados Unidos. En la frontera conviven otras economías ilegales como el contrabando de combustible, el tráfico de armas, la minería ilegal y el tráfico de animales.
Dentro de los actores fronterizos se encuentran principalmente:
- El Ejército de Liberación Nacional (ELN), la principal organización criminal transnacional, que ha crecido en territorio venezolano con impunidad.
- Las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), donde la lucha entre los dos grupos principales ha afectado su liderazgo y su capacidad para actuar a gran escala, y no tendrían la capacidad de rivalizar al ELN.
- El Tren de Aragua, organización cuya fuente principal de ingresos está en el tráfico de migrantes, y que no debería ser una amenaza en particular para el sector privado.
La apertura de los pasos fronterizos podría tener dos efectos particulares:
- Un mayor enriquecimiento de los grupos criminales, toda vez que el aumento de la migración (quiénes son víctimas de estas organizaciones) alimenta el tráfico de personas y de otras economías ilegales.
- La consolidación de las estructuras criminales ya establecidas, para quienes el aumento de la actividad económica lleva al aumento de potenciales víctimas.
Las decisiones del gobierno colombiano abren, por su parte, dos incógnitas:
- Los términos del proceso de negociación entre el gobierno colombiano y el ELN (y con otros grupos), en especial los acuerdos de cese al fuego pueden cambiar la composición de la seguridad en la frontera.
- El grado de cooperación entre las fuerzas de seguridad de Colombia y Venezuela para mejorar la seguridad en la frontera, junto con un mayor grado de actividad económica, puede tener efectos positivos en la reducción de la criminalidad.
Igualmente, hay seis preocupaciones para el sector privado en frontera:
- Las extorsiones (especialmente por pequeños grupos criminales)
- Los bloqueos (si bien no es probable que ocurra un paro armado nuevamente, estos demostraron ser eficaces en febrero)
- La acción militar por parte de los gobiernos (la apertura de la frontera puede animar a estos a incrementar la presencia de las autoridades y las operaciones contra las organizaciones criminales)
- El terrorismo (en especial en Cúcuta, aunque las condiciones políticas no lo hacen probable)
- Las detenciones arbitrarias
- La falta de mantenimiento en la infraestructura de la frontera (como los puentes entre los dos países).
Oportunidades y desafíos para la inversión privada y el comercio en Venezuela
Con la reapertura de los lazos comerciales entre ambos países, hay tres factores que pueden fomentar la participación del sector privado en estos:
- La alta tendencia al consumo y el aprecio hacia las marcas extranjeras de la población venezolana, alimentada también por una economía dolarizada,
- El bajo grado de competencia del sector privado venezolano, centrado desde el siglo XX en la producción petrolera,
- La necesidad del régimen venezolano de dar confianza a los inversionistas extranjeros, pues Caracas no tiene la capacidad financiera para darle la espalda a los privados y la inversión China, concentrada principalmente en infraestructura, no es suficiente.
Sin embargo, tres fenómenos más ponen en entredicho la reactivación:
- Venezuela es aún un país sancionado, por lo que las organizaciones privadas son reacias a hacer sus negocios en este país,
- Además, Venezuela tiene relaciones cercanas con países sancionados como Rusia, Siria e Irán, lo que afecta la transparencia de su economía,
- La corrupción estratégica, que consiste en la instrumentalización de la corrupción para debilitar la institucionalidad de las empresas en su relación con el gobierno.
Y tres elementos adicionales para tener en cuenta frente al comercio con Venezuela:
- La estabilidad del régimen de Nicolás Maduro, quién ha logrado consolidar su posición a través de la detención de militares (que son la mayoría de los presos políticos) y la negociación con otros actores del chavismo,
- La arbitrariedad de las reglas de juego en función de las decisiones de Caracas,
- La gobernanza criminal territorial, siendo Venezuela un Estado que no controla partes de su territorio, lo que hace vulnerables a los privados ante crímenes como la extorsión.
El lunes 26 de septiembre, con presencia del presidente Petro, los dos gobiernos dieron paso al transporte de carga entre los dos países.
Foto: Adobe stock
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